- Soy el fantasma del pasado- respondió.
- No me interesas, no quiero saber de ti.
- Lo importante no es el interés, sino la
herencia- dijo.
Inmediatamente
empezó a llover, mientras aquel hombre, de pie, apoyaba la frente en la
ventana. No hay sonido más apacible que el de la lluvia ni olor de la tierra
que nos aferre tanto.
*Escrito como parte de un ejercicio en un taller de literatura.
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